Mi auto-culpa

A veces miro atrás sin deber hacerlo.
Porque sé que echaré a llorar a tu recuerdo.
Intento dar sentido a aquella explosión repentina,
pero fue nuestro amor quién perdió el carisma.
En muchas ocasiones no supe dar las mejores respuestas.
Y así de mis impulsos fui yo la marioneta.
Pero para qué engañarme
y hacerme creer que sólo yo fui la culpable.
A veces también, sentía yo necesitarte,
y no obtuve de ti las más acertadas réplicas.
Mis entrañas pinceladas de roturas
intentan con empeño olvidar la aguja que clavó en el lienzo.
Sé ahora, que lo que no es para ti, no regresa.
Y no haría bien viviendo de los harapos de mis penas.
Tengo la clave entre el presente, el futuro y el pasado,
y sólo si pongo de mi parte, dejo de ser un capítulo subyugado,
de todos esos deseos desmenuzados.
Voy entendiendo que me hace lastre la auto-culpa,
pero las causas fueron tanto mías como tuyas.
De nada vale ya seguir mirando el camino pisado.
Pues mi corazón empieza a ser de férreo blindado... O eso quiere.
Mi dignidad vale más que todos los errores que procuramos.
Y yo no pienso tener a mi orgullo cabizbajo.
Esta dolencia a la que me acostumbré, ya la voy superando.
Dicen que lo que sucede conviene.
Puede ser que lo que hayamos aprendido,
sea la renta de nuestros bienes.
Aunque se nos abra el zurcido
cuando tu a mí y yo a ti, te recuerde.

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