Dejar de sentir si sufrir es el destino...

Busco un refugio en donde sentirme a gusto.
Donde el tiempo no se tenga en cuenta ni nunca luzca el luto.

Siento que a veces no soy yo, que una parte de mi se va, que pierdo el control. Siento tantas cosas a la vez que ya no se dónde quedó mi dolor.

A veces hago amago de amar, otras muchas doy un paso atrás.
Aquélla medicina que recibí aún la tengo en mi paladar.
En ocasiones intento mirarme a mi misma, y mi reflejo ya no está. Tal vez una parte de mi se perdió. Murió, quizás.

No quiero nada. Sólo dejar de sentirme abandonada.
Dejar recuerdos añejos, no dar a mi vida por olvidada.

Quiero un beso que no sea muestra de capricho, quiero uno que se repita todos los días de mi mundo. De los mismos labios; con el mismo impulso.

Quiero dejar de enredar mi plan. De hacer daño sin conciencia. Dejar de soñar, para hacerlo realidad. No dejar de dar propulsión a mi meta. Hacer de mi sueño, una ciencia.

Tal vez no esté del todo mal soñar despierta... Quizás así encienda las ganas por convertir todos mis deseos rotos de grietas.
Dejé de contar con los dedos, para contar con el corazón. Así tiene más cabida las oportunidades que yacen tras los tropiezos que dejaron hueca la razón.

Lo siento por desvariar, por no saber a veces lo que quiero. Por contradecirme cuando me defiendo, y sólo es por temor a perder lo que quiero tener y no tengo.

Me insinué al riesgo y ahora la tentación me provoca a mi.
Seré auténticamente yo misma, para que las palabras que un día lancé, las pueda cumplir.

Morderé mis labios para ignorar a la ira.
Ésa que en ocasiones me abraza y hace perderme.
Quisiera abrazarme a la vida, sin complejos, ni mentiras.
Quisiera creer en el amor, pero un día me dejó desvalida.
Fuera miedos, fuera llantos, adiós a todo aquéllo que me pueda tener abatida.
Hoy por hoy, si quiero, será para ser querida.

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