En la cuerda floja.

Sentirme en la cuerda floja
como si al perder el equilibrio por un instante
pudiera perderlo todo... todo lo importante...
Quererte de una manera tan profunda,
que cuando tu sufres... a mi me duele...
A veces las emociones son mudas;
gritan a solas, sin esperar que nadie acuda;
ciegan sin buscar ayuda,
mueren por dentro
y así es como yo parezco que no siento.
Interpreto gestos
o simplemente me olvido de ellos.
Mi corazón es mímico,
si te cae una lágrima,
mi rostro ya no es el mismo.
Aprenderé a no dejarte solitario.
Si tu caes yo caigo,
pretendiendo levantarte de cualquier asfalto.

A veces te levantas sin ganas de sonreír y mucho menos de hacer sonreír a los demás...
Te sostienes de lo invisible, de lo abstracto, de ilusiones que a veces no llegan a ser...
Se que he tenido mil errores, y que algunos aún, me quedan por aprender. 
Se que detuve el tiempo en mi reloj para olvidarme de mi misma, que miré al frente, que al intentar un sueño, fallé...
Que estuve escondida entre sonrisas, que con mi destino me encoragé...
Que lloré noches a solas, que me mentí a misma para poder seguir.
Se que no soy perfecta y que nadie lo es...
Se que tengo sueños... y que de alguna manera... los lograré.
Porque abrazarte al suelo no sirve de nada 

y de cientos de golpes se aprende a vivir un futuro mejor.
Porque no pienso volver a mirar cabizbaja,
y voy a contar solo cada granito que poseo que vale gran valor.
Lo siento por ser impredecible...
Por creer detener el daño que mi escudo percibe,
por ser otra en los días tristes...
Me apago de una manera inconforme.
Me rio sin levantarme del suelo
para burlar a los golpes,
para hacer creer que no estoy herida.
Para hacerme ver que hay una continuación que mis pasos mañana me exijan.
Sólo de algo especial conservo detalles.
Aquello que colocaste en mi muñeca
para a ti unirme.
Pero me alejé como de todo me alejo.
Un miedo, una voz en mi consciencia que hace que estalle.
Me cuesta decidirme, entre dudas, sentimientos.
Me cuesta alzar la voz, entre genio y carácter, el lamento.
A veces perdida, y sin explicaciones para mi misma.
En ocasiones rendida y sin aliento para seguir la vida.
Pero como efecto bumerang, emociones que vienen y que van;
lecciones en los desengaños, en las ausencias y palos.
Apartados en los que aprendes que es mejor morir por momentos,
que morir y no haber tejido rotos para seguir adelante.
Nos olvidamos de que siempre llega ese deseado instante
Porque el tiempo todo lo cura, aunque exista amargura en el recuerdo,
aunqe la piel este dolida y cicatrice por tropiezos

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